Aunque cada variedad de flor tiene su propio simbolismo, en general representa la primavera, lo efímero y la virtud. Por su forma, la flor es la imagen arquetípica del centro rodeado de color y luz, de la belleza del alma. En la Antigüedad, los griegos y romanos ya cubrían con ellas a los muertos que llevaban a la pira funeraria y las esparcían sobre los sepulcros.